REGISTRO PÚBLICO DE DOCUMENTOS AUTÉNTICOS.

El consejo de la Unión Europea dispone de una página web en la que se puede consultar las características de los documentos auténticos de identidad y de viaje en red.

Esta página es de gran utilidad para la policía de todos los países a la hora de comprobar la autenticidad de los documentos de identidad, sobre todo en las fronteras.

La página es la siguiente:

https://www.consilium.europa.eu/prado/es/prado-start-page.html

Balística Forense. Métodos de comparación de las balas.

Antes del microscopio de comparación se realizaban distintos métodos identificativos:

 

     -Medida de la anchura de las estrías con un micrómetro filiar. El filamento se alinea con un borde de la estría, se gira a la derecha y se toma la lectura del otro borde, la diferencia es la anchura de la estría).

 

     -Método de intercambio. Se realiza con una cámara fotográfica de largo foco provista de una lente de foco corto, con objeto de conseguir una buena ampliación. Se fotografía numerándose las estrías.

 

     -Método de Balthazard (1922). Moldeado de huellas sobre papel estaño. Haciendo rodar la bala sobre una hoja de estaño colocada sobre una placa de cartón.

 

     -Desarrollo geométrico sobre lámina de plomo. Resultados buenos, pero método complejo.

      -Método de Giraud (1928). Consiste en separar la capa de blindaje y extenderla laminarmente para examen. Método útil cuando la bala por el choque se halla muy deformada. Pero tiene el inconveniente jurídico de que se altera la pieza de convicción.

      Actualmente para la comparación se usa el denominado microscopio especial de comparación. Se utiliza actualmente en todas las policías del mundo. Conseguimos con el microscopio de comparación que en el visor se yuxtapongan las dos imágenes, una al lado de la otra, y se observa la coincidencia o desemejanza de las estrías o impresiones del cañón sobre el proyectil. Con visión directa y con capacidad de ser fotografiada.

      El microscopio especial de comparación requiere que el examen sea directo con visión binocular e iluminación oblicua para conseguir una mayor sensación de relieve, destacando los detalles de las huellas.

      Realizada la observación directa, el técnico procederá con el mismo microscopio a la microfotografía, directamente sobre las balas y no sobre el moldeado, porque no suelen reproducir totalmente los pequeños detalles de las huellas secundarias, que son, precisamente, las determinantes de la identidad específica del arma.

 

     Como curiosidad citamos el método STOKIS para fotografiar los proyectiles. Con la idea de que todos los puntos a fotografiar de la superficie equidisten la misma distancia a la placa fotográfica, creó una película que se introducía en un chasis curvo, cuya concavidad mira a la superficie convexa del proyectil.

 

     Sin embargo es preferible la fotografía, huella por huella. Obteniendo una colección de microfotografías en donde se habían reproducido todas las características o señales al igual que si de un dactilograma se tratara.

      Dentro de la fotografía como técnica en busca de soluciones para la balística se ideó el ciclógrafo, hoy en desuso. Eran fotografías continuas automáticas; giraba el proyectil sobre el objetivo a la vez que la película. Tenía inconvenientes como el requerir que la bala se encuentre en perfecto estado y el mal centrado en el objetivo.

Para saber más inscríbete en nuestro Técnico Especialista en Balística y Armamento.

¿Homicidio o suicidio?

En casos de muerte violenta la Policía, a veces, puede tener dudas en cuanto a la causa: si ha sido un homicidio o un suicidio.

En primera inspección ocular podemos intentar despejar la dudas examinando algunos aspectos que pueden arrojar luz sobre lo sucedido. Veamos cuáles son:

Características que suelen observarse en suicidios:

➜ Lugar muy concreto y determinado ya que la víctima elige el lugar

➜ Suelen dejar una carta

➜ Unos se desnudan, otros se ponen delante de un espejo

➜ La ropa no presenta violencia o destrozos

➜ Ausencia de señales de lucha

➜ Ausencia de señales de defensa

➜ Relación arma/lesiones muy clara

➜ Muchas veces las víctimas tienen antecedentes psiquiátricos.

Características típicas de los homicidios:

➟ Desorden en la habitación

➟ Vestidos desgarrados

➟ Señales de lucha

➟ Heridas varias

➟ Heridas de defensa

Para saber más:

https://escuelacriminologia.blog/acerca-de-escuela-internacional-de-criminologia/tecnicos-especialistas/tecnico-especialista-en-ciencias-policiales/

Medidas de las armas y cartuchos

Las armas no tienen todas las mismas características y medidas, así ocurre con los cartuchos, por lo cual debemos de emplear los adecuados a cada arma, basándonos en una serie de medidas comunes a ambos que a continuación vamos a ver.

De los puntos comunes más interesantes entre arma y cartucho tenemos:

EL  CALIBRE:

Podemos definir el calibre bajo dos aspectos

  • En sentido amplio

Es el conjunto de las medidas y características de una determinada arma y su cartucho correspondiente.

  • En sentido estricto

Es el diámetro interior del ánima o el de la bala, que, aunque casi coincidentes, existen pequeñas diferencias.

­­­­­El calibre en las armas de cañón liso se determinaba por el número de esferas de plomo contenidas en una libra inglesa de peso, como ya hemos visto en temas anteriores.

Al inicio del uso de los cañones rayados, se empezó a denominar el calibre por el diámetro del cañón. El problema radica en qué medida se ha de tomar, si la existente entre campos o la existente entre rayas (= fondo de campos).

Si bien en la actualidad se da por válido como calibre la distancia que existe entre campos, hay que tener en cuenta que en algunos casos el calibre coincide con el diámetro de la bala, y en otros, ni coincide con el diámetro de la bala ni con la distancia entre campos.

El coronel Lanza, en su famoso «Tratado de Cartuchería», comenta el siguiente ejemplo: Un arma de calibre 7’62 mm. tiene las siguientes medidas:

  1. En un ánima rayada: 7’83 mm. entre rayas y 7’62 mm. entre campos.
  2. En un cañón poligonal: 7’83 mm. entre aristas y 7’45 entre caras.

Teniendo en cuenta que el diámetro de la bala que disparan ambos cañones es de 7’83 mm., ¿no sería más lógico utilizar el número 7’83 mm. como relación entre arma y cartucho, es decir, como calibre, ya que ese número es común a tres dimensiones inamovibles?

Existen dos maneras de denominar a un mismo calibre:

  1. En el sistema anglosajón se le denomina en pulgadas.
  2. En el sistema europeo, o métrico decimal, se le denomina en milímetros.

Por ejemplo: el calibre 6’35 mm. del sistema europeo equivale al calibre 25 del sistema anglosajón.

En el primer caso, son 6’35 mm., y en el segundo, son 25 centésimas de pulgada. Como el sistema anglosajón tendría cero como enteros, se omite éste, dejando un punto a la izquierda de los decimales (.25).

Para saber más:

https://escuelacriminologia.blog/acerca-de-escuela-criminologia/tecnicos-especialistas/tecnico-especialista-en-balistica-y-armamento/

http://www.escuelacriminologia.com

Falsificación de la marca de agua en documentos.

La marca de agua consiste  en la apreciación de un dibujo cuando se observa el documento al trasluz. Este dibujo se observa debido a la mayor o menor cantidad de luz que atraviesa el papel en esta zona respecto a las colindantes que no presentan marca de agua. El hecho de que atraviese mayor o menor cantidad de luz las zonas donde se encuentra la marca de agua, es debido a la diferente concentración de fibras existentes provocado por los distintos grados de espesor que se le ha dado al papel durante la  fase de fabricación.

Podemos decir que se trata de uno de los contrastes de seguridad más antiguos y más fiables de los existentes. Sólo puede ser introducido en el documento en la fase de fabricación del papel, por lo que es imposible realizarlo con posterioridad.

Son varias las formas de intentar imitarlo. La más común consiste en la estampación de un  dibujo en tinta que imita la falsa marca de agua mediante un dibujo realizado con tinta simpática o invisible que si bien no es visible con luz episcópica, al examinarlo al trasluz la tinta dificulta y limita el paso de luz por lo que se aprecian claro oscuros similares al de la marca de agua. Por supuesto la nitidez del dibujo simulado siempre será muy inferior al del original.

Para detectar esta falsedad, simplemente es necesaria la utilización de radiación ultravioleta. La simulación mediante tinta invisible emitirá respuesta fluorescente al ser sometida a esa radiación, mientras que en el documento original no existirá ninguna respuesta.

Al hacer la comprobación anterior, se debe tener en cuenta el realizarla por ambas caras puesto que normalmente la tinta simpática nada más se estampa por un solo lado, y si la comprobación con radiación ultravioleta se realiza por éste, es posible que no se aprecie fluorescencia.

También se ha falsificado la marca de agua mediante un dibujo intermedio en “sándwich”. En este caso para la confección del documento se utilizan tres soportes, dos exteriores que reproducen el anverso y reverso del documento falso, y otro en el que bien en positivo o en negativo, según el caso, se realiza la marca de agua a imitar y que se coloca entre medias de los dos anteriores. Lógicamente, examinando minuciosamente el lateral del documento falso se aprecia que no está realizado en un solo papel, sino en tres.

Otro procedimiento de falsificación de la marca de agua, consiste en utilizar una auténtica  existente en el soporte de un documento y sobre él realizar la falsificación. De esta manera para falsificar el Documento nacional de Identidad en su formato antiguo, el cual presentaba en su parte central una marca e agua representando al Escudo Nacional, se ha utilizado para su confección y como soporte el papel de los oficios de la Administración de Justicia el que también dispone en su confección de una marca de agua consistente en un Escudo Nacional, si bien de dimensiones ligeramente diferentes al anterior, pero que son suficientes para inducir al suficiente error en la persona que examina el documento.

Análisis de tintas con el VSC

Entre los sistemas no destructivos para diferenciar dos tintas, sin ninguna duda el mejor es el VSC (en los años 90 del siglo XX apareció la 1ª generación [VSC-1], y hoy ya van por la 5ª [VSC-5]).

         VSC significa “Video Spectro Computerizado, aunque algunos autores en la bibliografía lo citan como Video Spectro Comparador.

         Es un aparato que facilita las observaciones, sin variar el documento de posición a través de un monitor. Bombardea el documento dubitado con todas las longitudes de onda visibles, y al coincidir con la de la tinta cuestionada, el trazo desaparece del monitor por el que estamos visionando el documento. Esa longitud de onda es la del color de la tinta en cuestión.

         Esa misma operación se repite con la otra tinta cuestionada.

         Si tienen longitudes de onda distinta, está científicamente demostrado, que son tintas distintas, pero si ambas tintas tienen la misma longitud de onda, eso no implica que ambas tintas hayan salido del mismo útil. Esto es muy importante que un técnico en Documentoscopia lo tenga claro.

Los inicios de la Balística Identificativa

La Balística  Identificativa y Comparativa, que está reconocida actualmente como una Ciencia de las que integran la Criminalística, tiene su origen en los Estados Unidos, a finales del siglo XIX gracias a los esfuerzos de Goddard, Walte, Gravelle, Fischer, entre otros, que con su investigación y esfuerzo, consiguieron unas incipientes técnicas que, partiendo de los medios más simples, se han ido perfeccionando, hasta los modernos laboratorios y los precisos aparatos que lo integran.

         En 1835, en los orígenes de la policía británica, Henry Goddard por una protuberancia en una bala, identificó a través de su molde el origen de la misma. Había sin saberlo iniciado un método nuevo de investigación, con la ventaja de ser concluyente.

         Las actas judiciales de Lincoln Assize hablan de otro pionero parecido a Goddard. Este hizo la identificación a través del taco de papel.

         Durante el siglo XIX los dictámenes de los armeros y demás especialistas en armas de fuego, estaban basados si tal o cual arma podría disparar, si la carga era delantera o trasera, área de dispersión de los perdigones, si eran capaces de alcanzar un blanco a esa distancia, etc., eran simples opiniones carentes de rigor científico.

         Es el profesor de Lyon (Francia) Alejandro Lacassagne (1889) el que estudia por primera vez las siete estrías de un proyectil extraído del cadáver de una persona asesinada.

         Otro pionero, el polifacético médico de Berlín, Paul Jeserich realizó fotografías del proyectil extraído del cuerpo y del arma intervenida y los miró ambos con el microscopio, percatándose de los resaltes y de las estrías.

         Es de señalar la preocupación judicial iniciada en aquella época sobre estos temas. Como botón de muestra vale el libro de Hans Gross, “Manual del Juez de Instrucción”, que dedica un capítulo enero de su obra al estudio de las armas de fuego. Recomendando a los Jueces de Instrucción realicen estudios de balística.

         En la escalada de científicos en busca de una respuesta a la pregunta si el arma intervenida al sospechoso ha sido la que ha disparado el proyectil causante de la muerte, o lo que es lo mismo, que es lo que caracteriza el cañón de un arma, destacan hombres como el citado Jeserich, que recuperaba los proyectiles disparando en cestos de algodón y Richard Kockel (1905, Director del Instituto Forense de la Universidad de Leipzig), que fue luchador de una tendencia universalizante para la Medicina Legal, estudió trayectorias disparando contra láminas de cera y óxido de cinc.

         Hasta llegar a la primera semilla de la balística Forense gracias al francés Balthazard (1912), profesor de patología forense, que publicó dos artículos:

                   – Identificación de proyectiles de armas de fuego.

                   – Identificación de casquillos de pistolas automáticas.

         Cita las lesiones producidas en la vaina por el percutor y la pared trasera de cierre y la uña extractora, así como en la bala el rayado del cañón. No identificaba por el macizo o campo.

         En el año 1913, el profesor de patología forense, Balthazard, observó que cuando un arma de fuego era disparada, el cañón y los sistemas de disparo podían dejar su impronta en los diferentes elementos del cartucho, y advirtió que, incluso en una fabricación en serie y con el mismo utillaje, su aspecto variaba hasta el punto de permitir la identificación. Los métodos entonces propuestos hoy nos parecen ahora incompletos y rudimentarios, pero eran suficientes en una época en que una fabricación  menos precisa y rudimentaria traía consigo particularidades de importancia.

         En aquellos momentos Balthazard identificaba los proyectiles (con independencia de los estudios dedicados a los otros elementos del cartucho) únicamente por las señales debidas al rayado del cañón y no tenía en cuenta las producidas por los macizos o campos, que, no obstante, se graban mucho mejor y, sobre todo, con más fidelidad. Son preferibles estas últimas, pues se encuentran en todos los casos, a despecho de las ligeras variaciones de los diámetros de los proyectiles, debidas a las tolerancias de fabricación y de la dureza de la envuelta y núcleo de la bala. Por ello, mereció las críticas de Cesir y Gennouceaux, pues las referidas tolerancias, tienen demasiada influencia en la cantidad y naturaleza de las impresiones marcadas en los proyectiles. Actualmente, se da más importancia a las improntas dejadas por los macizos o campos que a las señales dejadas por las estrías o rayas. Desde aquel año y con la memoria elevada al Congreso de Medicina Legal de París, se viene admitiendo en los tribunales de todo el Mundo, como prueba científica, y, sobre todo, como inestimable ayuda para la investigación policial, los dictámenes de los peritos balísticos.

         Antes de los trabajos de Balthazard, el examen se refería únicamente al proyectil y los armeros llegaban muy raras veces a una conclusión cierta. En aquellos casos, se necesitaba que el arma tuviese un defecto muy marcado.

         Un crimen fue causado por una bala que presentaba un surco, Renette consiguió identificar el arma que había disparado esa bala. El surco era causado por el punto de mira.

         El doctor Rechter y el teniente coronel Mage estudian sobre identificación de proyectiles y vainas. Es el inicio de la moderna técnica. Analizan los efectos de la recámara sobre el cartucho.

Así, en el estudio de M. Gastine Renette, existía un surco profundo en un proyectil de plomo, causado por la extremidad del punto de mira, clavado tan profundamente en el cañón que rebasaba la superficie interna de éste

Fuera de estos casos excepcionales, los expertos lograban como máximo observar una concordancia de las características de clase; calibre, número y anchura de rayas. Absolutamente incapaces de diferenciar dos armas del mismo tipo, se veían obligados a formular conclusiones con reservas del tipo de la siguiente:

“El proyectil ha sido disparado por el arma recogida del lugar de los hechos (o incautada al inculpado) o por otras semejante”, lo que no resultaba muy útil para la investigación.

         Cierto es que con anterioridad se habían realizado identificaciones, pero sólo por el taco, gracias a los restos de papel que se le pudieran intervenir al sospechoso.

         En 1922 el neoyorquino Charles E. Waite, después de un laborioso trabajo de cinco años, poseía datos exactos, sobre todos los tipos de armas producidos en los Estados Unidos desde mediados del siglo XIX. Dio como resultado, el descubrimiento asombroso, de que ¡no existía ni un solo modelo de arma que fuese exactamente igual a otro!

         Podía averiguar Waite la procedencia de cualquier proyectil si había sido disparado por un arma americana. Esto lo consiguió:

                   1º. Midiendo el calibre en fracciones de milímetros.

                   2º. Por la dirección de las estrías.

                   3º. Contaba y medía las estrías y los campos intermedios.

                   4º. Medía el ángulo de torsión de las estrías.

         Esto no era suficiente había que llegar a una identificación más completa similar a la de las huellas dactilares. Waite conocía el proceso de fabricación de las armas. Así el cañón era fabricado y pulido en un bloque cilíndrico de acero y el estriado era producido por una cortadora automática de acero durísimo, que por muy perfecto que fuese, nunca sería posible fabricar dos armas exactamente iguales.

         Con la idea de realizar estudios científicos se creó el primer Laboratorio Forense de Balística en Nueva York, “Bureau of Forensic Ballistics”. Junto con Waite, trabajaban Fisher y Gravelle.

         Fisher diseñó el helixómetro; servía para inspeccionar el cañón de un arma de fuego; y el microscopio calibrador, que medía estrías y campos y la orientación de las curvas.

         Gravelle (1925) dio un paso decisivo en balística al inventar el “microscopio comparativo”.

         El microscopio comparativo es un instrumento que permite ver dos objetos, en este caso balas o vainas, en una sola imagen y a un aumento considerable.

         Gravelle, con un ingenioso dispositivo óptico, unió dos microscopios, cada uno de los cuales servía para observar un proyectil. La insuficiencia de la memoria, quedaba así subsanada, pudiendo por tanto examinar a la vez dos proyectiles, uno junto al otro, logrando que ambos girasen, de modo que se pudieran contemplar con toda detención las coincidencias o las diferencias irrefutables.

         El tercer colaborador de Waite fue Calvin Goddard, Doctor en Medicina, llevaría la Criminalística científica a las más altas cotas.

         Goddard demostró que toda arma de fuego dejaba marcadas en los proyectiles unas señales características, con valor identificativo igual al de las huellas dactilares. También halló características en el culote de las vainas. Así como convenció que se podía crear una balística forense basada en principios de ciencia exacta.

         Goddard esclareció por medio de la balística forense la matanza ocurrida el día de San Valentín el 14 de febrero de 1929; las pruebas balísticas, que resultaron innegables, fueron posteriormente confirmadas en 1961 por los científicos Weller y Jury.

         En 1929, Goddard fundó un gran laboratorio nacional dedicado a la Criminalística científica, “Scientific Crime Detection Laboratory”. En cuatro años investigó 1.400 casos de armas de fuego.

         El salto a Europa se produce a través de Gran Bretaña, donde se afianza a partir de un espectacular juicio, celebrado el 23 de Abril de 1928, donde se presentaron pruebas balísticas concluyentes al Tribunal, después de comparar, examinar y dispara cerca de 1.300 armas similares a la que se había encontrado en poder del principal sospechosos, y que sirvió para declarar un veredicto de culpabilidad.

         El éxito alcanzado en dicho juicio, se difundió rápidamente por las capitales europeas, contribuyendo a la creación de laboratorios de balística en Lyon, Oslo, Berlín, Moscú y otras ciudades del mundo.

         En todo el mundo se extendió una preocupación científica por la Balística Forense, destacando entre otras personalidades como la de Söderman en Suecia; en Francia el citado Balthazard y Locard; en Rusia, Suskin y Matweiev; en Alemania Brüning, Kraft, Mezger y Waixenegger; G. Rechter (1920) se hizo cargo de la dirección de la recién fundada “Ecole de Criminologie et de Police Scientifique” en Bélgica; en Egipto (1917) el Director del Departamento forense del Ministerio de Justicia, Sydney Smith, estudioso de los temas de Criminalística, poseía los mejores laboratorios forenses del mundo, aunque ignorados por todos los países, hasta que publicó el libro “Forensic medicina and Toxicology” basado en el microscopio comparativo.

http://www.escuelacriminologia.com

La inspección ocular.

Es una de las diligencias más importantes y consiste en el conjunto de observaciones, comprobaciones y operaciones técnico policiales que se realizan en el lugar de un suceso a efectos de su investigación.

También se puede definir la inspección ocular como el acto de comprobación personal (ya sea del técnico especialista o del juez), practicado para recoger los vestigios o elementos materiales de la perpetración del hecho punible y describir el lugar y los objetos relacionados con la existencia y naturaleza del hecho.

Aunque es una diligencia que realiza la policía, en muchas ocasiones alguna de las partes del proceso pueden solicitar un profesional independiente para que la revise o realice de nuevo.

Los cursos de Perito o Máster de Escuela de Criminología preparan profesionales para realizar estas intervenciones.

Más información en

http://www.escuelacriminologia.com

http://www.escuelacriminologia.es